Doy por cierto y probado que Bahía Cangrejo es un pequeño pueblo pesquero ubicado a orillas del Mar de Los Anhelos, justo donde la mansa costa se encapricha y dispara una gigantesca muralla de piedra caliza conocida con el nombre de El Peñasco de las Orcas Voluptuosas, expresión correcta e imaginativa que los lugareños han dado a ese puñado de rocas de provocativas formas y aspecto lujurioso.
Los habitantes de esta comarca parecen estar afectados por una extraña y permanente aflicción melancólica. Sus rostros, la parquedad de sus gestos, el modo de hablar, reír o caminar, confirman este extraño trastorno crónico que padece toda la población.
La densa bruma proveniente del mar, el aire cargado de sueños y quebrantos sumado todo esto al carácter melancólico de los lugareños, dotan a Bahía Cangrejo de un escalofriante clima tan soporífero como sobrenatural.
Es en esta atmósfera letárgica y enrarecida donde tuvo origen la truculenta leyenda de Boquiabierta. Dicen que por culpa de un antojo insatisfecho, nació un niño fiero y con tendencias homicidas.
¡Patrañas! ¡Cuentos de viejas supersticiosas!. Pero desde que la escuché al pasar, en la taberna del pueblo, pese a mis esfuerzos y el devenir de los años, nunca la pude olvidar...
